martes, 27 de octubre de 2009

A lo mordaz

Que hastío más destroza momentos, que humillación bochornosa y pública en soledad, que burla disparada sin maldad que mancha de sangre mis adentros.

La realidad se aparece en forma de lanza y me culmina en escasos segundos, uno tras otro, cada siguiente más interminable y sufrido, y aún soy tachado por molestarme de ello que como bofetón concluye un asalto del que no conocía existencia.

Dolido me postro, tratando de sanar mi conciencia con destellos de inspiración que fluyen por mi sangre desvirgada de luz que asoma mi herida. Y no me duele si digo que me sirve para lo que está por llegar, pues me hará más fuerte y me las vendré venir. Empero por contra, lo de siempre es no usar la experiencia como escudo, y por tanto dejarme caer en el error de la desdicha. Que desfachatez la mía, que me doy sabiendo que el postre no es dulce sino pescado con espinas.

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